Ciudad de México.- La ciencia y sus maravillas no dejan de impresionar cada día. El desarrollo de nuevos aparatos y artilugios tecnológicos nos lleva cada vez más cerca de la automatización de todo lo que está a nuestro alrededor. Los dispositivos inteligentes se hacen cada vez más comunes como las clásicas y queridas Smart TVs, con total acceso a internet, capaces de reproducir las pantallas de otros dispositivos, nuestro juego favorito o hacer videollamadas.
Los refrigeradores y cocinas inteligentes hacen felices a más de uno, permitiendo mantener una temperatura estable para no arruinar la textura ni el sabor de nuestros alimentos y, en el caso de las cocinas, cocinar todo el tiempo correcto y a las temperaturas exactas, sin necesidad de gas. Incluso nuestros teléfonos móviles han llegado a tal punto de avance que se han convertido en verdaderas computadoras portátiles, llegando incluso algunos a superar el poder de procesamiento de algunos portátiles de gama baja.
Uno de los avances de mayor atención y emoción en la mira es la función de piloto automático en vehículos terrestres, lo cual se ha intentado sin éxito desde su implementación en aviones y vehículos marinos. Si bien aún necesitamos de la ayuda de expertos en distintas áreas, como un cerrajero de coches, en caso de que nuestro vehículo se cierre sin remedio, la implementación del piloto automático supondría un avance mayúsculo en cuanto a tiempo, seguridad y comodidad. El día de hoy, queridos lectores, veamos un poco más de cerca esta próxima e innovadora nueva modalidad de manejo.
Del cielo a la tierra
Aunque parezca poco creíble, la tecnología del piloto automático ha estado con nosotros desde hace más de un siglo, con los primeros sistemas probados en 1912, dos años antes de la Primera Guerra Mundial. En un principio éstos simplemente servían como complemento al piloto a la hora de manejar la aeronave, pero sentaron las bases para poco a poco desarrollar un sistema de pilotaje totalmente automático. Casi dos décadas más tarde, el progreso tocó a la puerta de esta tecnología.
En 1930, luego de muchas pruebas, se logró desarrollar un sistema de piloto automático que logró mantener en curso un vehículo aéreo por sí solo durante tres horas, algo completamente innovador para el momento. Finalmente, en 1947, luego de más de tres décadas de estudio y desarrollo, el sistema de piloto automático aéreo “tomó vuelo” en su totalidad, realizando el primer vuelo transatlántico, incluyendo despegue y aterrizaje en un C-53 de la fuerza aérea estadounidense.
Alcanzada una vez la meta, los sistemas poco a poco se hicieron cada vez más sofisticados y fueron implementados en el transporte marítimo. Sin embargo, la autonomía terrestre elude aún a los ingenieros y programadores, aunque no por mucho tiempo.
Problemas en tierra
El desarrollo de esta tecnología no ha sido nada fácil, han pasado más de tres décadas para poder implementarlo de manera más o menos exitosa y muchos más para hacerla efectiva y segura. Muchos podrían preguntarse en este momento: Si se logró en cielo y mar, ¿por qué no se ha logrado en tierra? La respuesta es simple y a la vez su comprensión puede extenderse: el sistema terrestre es algo completamente distinto.
La principal dificultad radica en poder mantener el curso correcto durante el trayecto. Aviones y embarcaciones en condiciones normales solo deben realizar ajustes mínimos en su orientación debido a los efectos del aire y agua en su dirección; sin embargo, su trayectoria es en términos generales una línea recta. Lo mismo no puede decirse de un vehículo terrestre, el cual debe girar y ajustarse al camino constantemente.
Por otra parte, está el tema del tránsito, el cual es cientos de veces más complejo cuando nos referimos al transporte terrestre, por lo que controlar el riesgo de choque es una preocupación y problema muy real.
El futuro
Si bien aún se necesita tiempo para poder hacer de la tecnología de pilotaje terrestre una realidad accesible para todos, se han logrado grandes avances en pro de solucionar los problemas antes mencionados.
Una de las soluciones en desarrollo para el tema de la navegación es el uso de navegación magnética, guiada por pequeños sensores en la carretera que permitirán al vehículo saber cuándo debe girar en conjunción con un sistema sofisticado de GPS. Los vehículos Tesla son los primeros en dar pie a esta idea.
El piloto automático y la evasión de accidentes
En el caso de la evasión de choques, la solución principal que se ha propuesto es la implementación de sensores que permitan al vehículo detectar si hay algún objeto frente a él para disminuir la velocidad o frenar del todo. Esto aún sigue en desarrollo, ya que no siempre un accidente se debe a un vehículo que está enfrente. Niños, animales y adultos pueden aparecer sorpresivamente y la reacción humana es la que permite evitar desgracias.
Aún hace falta tiempo para poder implementar exitosamente el piloto automático en vehículos terrestres, pero con los pasos agigantados de la tecnología actual ese futuro es muy cercano.
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