Por Ricardo Carreón
Experto en TI y negocios
Twitter: @ricardocarreon
Apple aprovechó el feriado estadounidense del President’s Day, el pasado 17 de febrero, para anunciar que tendría una caída en sus ventas globales. Con este anuncio se espera también una caída en sus resultados financieros: ventas, utilidades y EBITDA. La causa de esto es el impacto del coronavirus a sus operaciones en China y, por lo tanto, a sus operaciones globales.
Tratando de analizar con lupa los impactos del coronavirus hacia Apple, podemos ver que las afectaciones hacia el gigante de tecnología se dan por dos efectos muy poderosos:
En primer lugar, por la disminución de ventas en China, país en que actualmente se vive una especie de toque de queda donde las personas no están saliendo de sus casas para evitar ser contagiados, por lo que consumen menos productos y esto afecta las ventas domésticas en China. Este primer efecto es importante pero podría ser descartado como el más relevante, ya que la participación de mercado de Apple en China es pequeña debido a que en el segmento de smartphones -que es el de mayores ventas de Apple- existen competidores fuertes de la talla de Huawei y Xiaomi, entre otros.
Sin embargo, hay un efecto aún mayor en el caso de Apple y de muchas empresas de tecnología globales. China es el epicentro de la cadena de valor de Apple, no sólo es un mercado de consumo importante, también es el mayor centro de manufactura de electrónica del planeta. Apple ha desarrollado a lo largo de los años un modelo en el que la marca diseña los productos en California, lo que se conoce como esquema OEM (Original Equipment Manufacturer), y utiliza a terceros fabricantes por contrato para maquilar sus productos (comúnmente conocidos como Contract Manufacturers), pero no sólo los Contract Manufacturers principales de Apple son empresas chinas, sus proveedores de partes y piezas también lo son. Incluso, los principales Contract Manufacturers de Apple poseen plantas de manufactura en México y otros países del mundo, así que podrían mandar la producción de Apple fuera de China; sin embargo, las piezas con las que se fabrican los equipos son, en su mayoría, producidas en dicho país. Si bien el ensamble final en los Contract Manufacturers podría ser trasladado, la fabricación de muchos de los componentes se vería afectada.
En resumen, el problema de Apple no es sólo tener demanda débil en China, sino también perder la capacidad de proveer producto a otros mercados como Estados Unidos y Europa. La interrupción de la cadena de proveedores de partes y piezas de Apple también afecta la posibilidad de utilizar las fábricas en otros países para recuperar rápidamente la producción; como resultado de esto, podría haber escasez de iPhones en países en los que los efectos del coronavirus han sido mínimos.
Apple ejemplifica muy bien los desafíos de nuestro mundo globalizado, tomando ventaja de la capacidad de los fabricantes chinos de producir sus productos a bajo costo; no obstante, ha creado una dependencia muy fuerte en una sola región del mundo, en momentos en los que es importante tener business continuity (operación continua del negocio) aún ante un escenario catastrófico e inesperado como el del coronavirus.
Sin embargo, Apple no está sola con sus inversiones masivas en China y no sólo hablamos de capacidades de maquila básicas de bajo costo. Hoy en día, en aquel país no sólo se fabrica, sino también se diseñan productos de alta tecnología; el talento ingenieril que por años estuvo enfocado en las fábricas ahora también entiende aspectos mucho más sofisticados que envuelven a la tecnología, logrando que China no sólo sea epicentro para la manufactura, sino también se convierta en un país con mucho talento para diseñar las computadoras del mañana.
La avalancha que se viene
Con el anuncio de Apple, se espera que no sea un hecho aislado. La realidad es que se espera que sea el primero de muchos, de empresas de primera línea del sector tecnológico en preanunciar afectaciones.
China se ha vuelto un país sumamente importante para muchas industrias, posicionándose como la segunda economía del mundo y, si bien ser la segunda economía del mundo es muy relevante, la realidad es que, en algunos temas específicos, China puede ser la primera economía (por ejemplo, en manufactura de algunas ramas de electrónica).
Las crisis como la que hoy se está viviendo con el coronavirus nos enseña que hechos totalmente inesperados pueden interrumpir hasta la cadena de valor mejor organizada. No podemos depender de ningún punto de falla único. Todo el esquema de la cadena de valor de Apple está tan optimizado para operar en China que reemplazarlo no es fácil, ni rápido.
Habrá que ver cuál es el impacto real por el coronavirus en China y en el mundo, considerando que, indiscutiblemente, habrá un impacto en México. Sin duda, se debe continuar trabajando por tener una cura para esta terrible enfermedad.
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