Por María del Carmen López-García
Redactora y jefe editorial en Empresalud
El síndrome de ojo seco se define como una enfermedad multifactorial de las lágrimas y de la superficie ocular que provoca síntomas de incomodidad o molestias, alteración de la agudeza visual e inestabilidad de la película lagrimal con daño potencial a la superficie ocular. Se acompaña de incremento de osmolaridad de la lágrima e inflamación de la superficie ocular. Es más frecuente en mujeres y en general en personas mayores de 50 años.
En cuanto a su fisiopatología, se considera que es resultado de alteraciones en la unidad de función lagrimal, responsable de mantener una película para que el ojo se mantenga húmedo, con la córnea transparente y con función adecuada para una buena imagen retiniana.
Las estructuras que componen dicha unidad son: glándula lagrimal, córnea, conjuntiva, glándulas de Meibomio, párpados y nervios motores y sensitivos que conectan estas estructuras.
Por otra parte, la película lagrimal está integrada por tres capas: mucosa, acuosa y oleosa. Esta última evita la evaporación de la lágrima, compuesta por proteínas, enzimas e inmunoglobulinas.
Algunos factores que pueden aumentar la evaporación de la lágrima, así como adelgazar la película, son los térmicos, las exigencias relacionadas con el trabajo y el exceso de atención que disminuye el parpadeo y amplía la superficie ocular expuesta, y la exposición a algunos compuestos irritantes.
La contaminación intramuros puede producir ojo seco
También se le denomina síndrome del edificio enfermo, cuyas manifestaciones clínicas son la resequedad ocular, faríngea y de piel, dificultad respiratoria, estornudos y mareos.
La presencia de ojo seco en los trabajadores se ha asociado a diferentes factores, entre ellos el excesivo uso de pantallas de visualización de datos, generadoras de síntomas oculares como sequedad, fatiga, irritación, visión borrosa y diplopía. El uso de estas pantallas se acompaña, asimismo, de factores de riesgo ergonómico, tales como pausas para descanso insuficientes, mala calidad y/o parpadeo de la pantalla, intensidad de iluminación insuficiente y ángulo defectuoso de la mirada respecto al monitor (menor riesgo si el ángulo es de 14 grados o mayor).
¿Qué trabajadores están expuestos a padecer síndrome de ojo seco?
· Los trabajadores de líneas aéreas se exponen a condiciones de baja humedad relativa en cabina durante el vuelo, lo cual incrementa la evaporación de la lágrima acuosa y la aparición de sequedad ocular.
· Los ambientes laborales con humedad baja, aunados a la exposición a luz intermitente y baja iluminación ambiental, también se han documentado como factor de riesgo para el síndrome de ojo seco en las trabajadoras de la industria de TFT-LCD.
· Se ha encontrado disfunción en la secreción de lágrimas en aquellas personas que realizan pruebas de luz para detectar los defectos en el producto, misma que aumenta conforme a su antigüedad en el puesto.
· Las condiciones laborales de los profesionales de los servicios de radiología que trabajan en habitaciones con aire acondicionado, negatoscopios y exposición a radiación como técnica diagnóstica son factores de riesgo para el síndrome del ojo seco.
Medidas para prevenir la incidencia de ojo seco en el trabajo
Para evitar estos factores de riesgo y sus efectos, es necesaria la adopción de medidas tales como el mantenimiento y saneamiento de espacios cerrados que incluya a los sistemas de calefacción y ventilación, el diseño ergonómico de los puestos de trabajo, pausas cortas y repetidas durante la jornada y un programa de vigilancia epidemiológica que incluya la realización de exámenes médicos periódicos con revisión oftalmológica para aquellos con mayor riesgo de síndrome de ojo seco. Todo ello acompañado con información para la promoción de la salud relacionada con el tema.
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