Por Marta Bonadie
Fundadora y directora general de Taller 1339
En el contexto empresarial actual, la lucha por la igualdad de género ha ganado un protagonismo significativo; sin embargo, persisten ciertas actitudes de discriminación que a menudo podemos pasar por desapercibidas.
Los micromachismos, definidos como pequeñas actitudes y comportamientos que refuerzan estereotipos de género y perpetúan la desigualdad, se infiltran en la cultura organizacional de las empresas, afectando tanto a mujeres como a hombres. Estas dinámicas invisibles no sólo erosionan la confianza y el bienestar de los empleados, sino también limitan el potencial de innovación y colaboración en el entorno laboral.
De acuerdo con la ENDIREH, en México persiste la violencia hacia las mujeres en los centros de trabajo y el tipo de violencia más común en el ámbito laboral es la discriminación en donde el 18% de las trabajadoras mexicanas han enfrentado al menos un acto de discriminación a lo largo de su vida.
Este tipo de violencia en el trabajo no siempre se expresa de manera directa, sino también a través de barreras estructurales y culturales que perpetúan la desigualdad y el control, por lo que diferenciar las características de algunos tipos de micromachismos puede ser de utilidad para los líderes de equipo.
Los micromachismos más comunes que se suscitan dentro de los centros de trabajo
Por ejemplo, de acuerdo con la Secretaría de las Mujeres del Estado de México, uno de los micromachismos más comunes es el Mansplaining, situación en la que un hombre siente la necesidad de explicar algo a una mujer sin que ella se lo pida o incluso cuando los hombres sin conocer el tema consideran que su opinión es más adecuada que la de una mujer aunque ella sea una experta en el tema.
También están el Manterrupting, caso similar al anterior donde el hombre interrumpe bruscamente a una mujer que está hablando; el Bropiating, cuando un hombre se apropia del crédito o de las ideas de una mujer; o el Gaslighting, un tipo de violencia emocional muy sutil en donde se manipula a la persona para que dude de su percepción, juicio y memoria.
Por lo tanto, los micromachismos son manifestaciones sutiles pero insidiosas de la desigualdad de género; de ahí la importancia de reconocer y cuestionar estos comportamientos para construir una sociedad más justa y equitativa.
No solo hay que identificar actitudes problemáticas, sino fomentar un cambio cultural donde el respeto y la igualdad sean la norma. Solo así podremos avanzar hacia un futuro laboral en el que todas las voces sean valoradas y cada individuo, sin importar su género, pueda desarrollarse plenamente.
Sigue a The markethink y entérate de los temas más actuales y sobresalientes de la industria