Por Lorena López Coria
Directora de retail de Indra
Que el blockchain empiece a erigirse como una apuesta estratégica de futuro para empresas e industrias no es nada nuevo. El sector bancario lleva años apostando por esta tecnología que permite compartir información digital de manera segura y transparente y, lo que es más importante, hacer transferencias (ya sean bancarias o de otro tipo) entre dos personas sin necesidad de un tercero, como ocurría hasta ahora, con todos los beneficios posibles en materia de seguridad y confianza para ambas partes. Toda una revolución que reclama también su espacio en el sector retail. Al fin y al cabo, pocas cosas hay que sean tan revolucionarias como los propios consumidores.
Hoy en día, la transformación digital está por todas partes y, asociadas a ella, surgen tecnologías que están cambiando la forma de hacer y percibir los comercios en busca de una mayor rentabilidad y beneficio. El blockchain pertenece a este ámbito pero su potencial va más allá. Sí, ya existen aplicaciones de control que pueden operar a través de sistemas de bases de datos, pero el blockchain aporta un enfoque diferenciador, más colaborativo, transparente y totalmente fiable. Con un crecimiento exponencial, su aplicación es ineludible en la evolución que actualmente está viviendo este sector.
Se trata de una tecnología que puede marcar la diferencia en toda la cadena de valor de las empresas. Por ejemplo, en productos de marca, un registro digital en blockchain se puede asociar al objeto físico (mediante etiquetas inteligentes) para proporcionar garantía de autenticidad y trazabilidad de bienes, tanto en la cadena de suministro como para la venta y vida post-venta. Indra cuenta con una solución end-to-end que permite instalar un código en el producto para trazar su historial desde el momento de la fabricación, recogiendo diferentes aspectos relacionados con la autenticidad, propiedad y garantía, así como con la monitorización de piezas o aspectos del producto susceptibles a reparaciones. En otras palabras, se conforma como la nueva huella digital que nos permite saber, en cada momento, la trazabilidad del producto: dónde está y qué ocurre con nuestro género. Y eso es fundamental para la rentabilidad del negocio, que puede establecer un nuevo canal de comunicación con los consumidores, ya que les permite conocer en profundidad los productos y realizar compras más informadas, contribuyendo a su fidelización y reduciendo costos asociados a retrasos o errores humanos.
En definitiva, es una tecnología que aporta valor en toda la cadena de suministro, desde que el producto es una materia prima hasta que llega a las manos del consumidor y que se puede aplicar en todos los sectores y negocios. Por ejemplo, en consumo, garantiza el origen del producto o que ha seguido procesos de producción socialmente responsables, con un gran potencial en sectores sensibles como el de la alimentación BIO, certificando origen y calidad, o bien, la monitorización de la cadena de suministro en productos frescos.
En lujo y moda, su principal aporte consiste en garantizar la autenticidad de la prenda o accesorio, de manera que se presenta como un filtro indispensable a la hora de combatir el alto grado de falsificaciones presentes en algunas geografías. También tiene su aplicación en el ámbito joyero, al poder certificar que un diamante no procede del mercado negro o ha sido robado; o en el de arte, legitimando el origen de la obra.
Incluso el mercado de segunda mano se puede ver beneficiado, ya que garantiza la autenticidad y el origen del producto en venta y, con ello, incrementa y asegura la confianza del consumidor.
Estos ejemplos son avances que suponen un punto de inflexión para las transacciones comerciales. Pero las posibilidades del blockchain pueden ampliarse y llegar a otro tipo de relaciones de negocio, como es el caso de los Contratos Inteligentes (smart contracts), acuerdos que tienen la capacidad de ejecutarse de forma automática una vez que han sido definidos por las partes involucradas. Su concepto no es algo nuevo pero ahora, gracias al blockchain y a la tecnología de cadena de bloques, su ejecución es más posible que nunca, ayudando a las relaciones profesionales y haciendo posible la formalización de acuerdos entre retailers y proveedores en todo el mundo, con condiciones de inmutabilidad, seguridad y transparencia únicas. Sin duda, es un paso cualitativo en los procesos de negocio que, hasta el momento, establecían comerciantes y vendedores.
La tecnología está ahí. El blockchain, insisto, no es algo nuevo aunque puede que su utilización quizás sí lo sea. La innovación de nada vale si, finalmente, no encuentra una aplicación real.
Por eso, más allá de visiones, valoraciones y análisis de tendencias, es importante que las empresas adopten esta nueva tecnología y sean conscientes de los beneficios que puede aportar a su negocio. En Indra, hemos tomado ventaja con esta tecnología gracias a una oferta solvente que incorpora activos tecnológicos, experiencia real y visión estratégica. Ya no hablamos de blockchain. Hacemos blockchain.
Ciertamente, el futuro es prometedor y el sector retail asiste a una nueva revolución en la que las tecnologías, emergentes algunas y otras ya perfectamente aplicables, volverán a erigirse como la fuerza motora de todo este cambio. Sin embargo, todo avance debe ser abordado y liderado con las mejores soluciones y con socios de solvencia que sepan aprovechar esas capacidades y ponerlas al servicio de sus clientes. Porque esa es la verdadera clave de la innovación tecnológica. Que más allá de lo que promete, sea una llave de futuro para que la transformación de las empresas se convierta en algo real, puntero y que, por encima de cualquier cosa, suponga un impacto real para la cuenta de resultados. Sin ello, no hay
revolución posible.
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