Por Isaac Pérez
Content manager & pre-sales en B12 Admark
El año comenzó con graves consecuencias en muchas industrias debido a la variante Ómicron pero, como de costumbre, siempre hay a quienes les va “menos mal” que a otros. Por ejemplo, la industria Proptech sigue gozando de un periodo de crecimiento que augura prosperidad, al menos para ellos.
Empecemos por entender que ese término se refiere al nicho de empresas que utilizan la tecnología para refinar, mejorar o reinventar cualquier servicio dentro del sector inmobiliario. Y es en este selecto grupo donde se vislumbra a uno de los próximos unicornios financieros: Flat.mx.
Fue la firma Tracnx, especializada en investigación de inversión de capital a nivel global, quien incluyó a la Proptech que está revolucionando la industria en la lista de su Club Soonicorn (próximamente Unicornios) en México. Lo hace dentro de la categoría Minicorn (Mini Unicornio), destacando entre las principales startups tecnológicas del país.
La industria Proptech ¿ocasiona secuestro de inmuebles?
Reparemos en que Flat pone al servicio de sus clientes un revolucionario modelo de transacción iBuyer o instant buyer con el que en sólo 10 días obtienen una oferta por sus inmuebles y, una vez aceptada la venta y firmado el contrato, podrán obtener su dinero en 72 horas.
Pero no todo es miel sobre hojuelas con este tema; al contrario, las consecuencias de tal concentración de capitales se anticipan más que contraproducente y a continuación voy a explicar por qué.
Empecé el texto con referencia a la pandemia porque varios medios de prestigio reconocen como consecuencia de la crisis sanitaria un notorio incremento en los costos de vivienda, lo que complica la compra de inmuebles y ha encarecido las rentas, lo anterior debido a la merma económica por la cuarentena y la escasez de empleo por el cierre de negocios que le siguió.
Este escenario impidió a mucha gente pagar sus hipotecas y terminaron perdiendo sus propiedades ante los bancos e inmobiliarias, quienes optaron por rematarlas a fondos de inversión que tuvieran el capital con tal de mantener sus utilidades. De tal manera que hay miles de propiedades que tienen dueño, pero no habitantes, lo que algunos refieren como “secuestro inmobiliario”, con expectativas de que la oferta y la demanda de hogar les favorezca cuando mejoren las condiciones económicas.
A mi parecer, se trata de reflexiones válidas, aunque un tanto amarillistas, que vuelven a arrojar luz sobre la vieja discusión sobre si vale más el crecimiento concentrado de las empresas por encima de las necesidades básicas, en este caso de vivienda, del grueso de la población.
Desde luego que se trata de fenómenos multifactoriales difíciles de conciliar en una sentada, pero que vale la pena mantener presentes por la relevancia que conllevan. Estimado lector, ¿tú eres propietario de tu vivienda? ¿Te interesa acudir a este tipo de servicios? Que se abra la discusión para tomar en cuenta el mayor número de opiniones al respecto.
Hasta la próxima.
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