Ciudad de México.- En México ONU Mujeres y el Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía (INEGI) establecieron el Centro Global de Excelencia en Estadísticas de Género (CEEG), una iniciativa que habla de incorporar la perspectiva de género en la producción y análisis de las estadísticas nacionales en todos los ámbitos.
De acuerdo con Maricarmen Méndez, directora de recursos humanos de MSD México, para que una empresa sea realmente inclusiva, deben existir prácticas y programas que promuevan y faciliten la vida de las mujeres y hombres que colaboran en una empresa.
Acciones para convertirse en una empresa incluyente
1. Marcar la diferencia
De nada sirve que una empresa sea abierta a la diversidad e inclusión si no sabe capitalizarlo. Es importante adoptar el compromiso de crear equipos de talento mixtos, equilibrados, con presencia femenina, masculina e intergeneracional, acorde a los objetivos establecidos por la organización, atendiendo las diferencias y empoderando a hombres y mujeres desde la igualdad.
2. Visualizar el beneficio que trae la diversidad e inclusión
Contar con un esquema que valore la diversidad e inclusión en su personal, que la habilite para ser más ágil, innovadora y mejor adaptada a las necesidades de los clientes, es la misión de cada empresa. La diversidad e inclusión son esenciales para lograr resultados empresariales.
3. Brindar herramientas para mejorar el posicionamiento
Una empresa inclusiva debe impulsar las habilidades y competencias de sus colaboradores, esto puede ser a través de programas corporativos de desarrollo. Por ejemplo, MSD cuenta con el “Programa de Liderazgo para Mujeres”, una propuesta global diseñada para apoyar el avance de las mujeres.
4. Aprender a negociar
Todas las empresas buscan la equidad; sin embargo, el género femenino debe estar listo para la apertura y comenzar a tomar riesgos, a decir lo que quiere y ser mejor negociadora de sí misma. Que no le de miedo decir “¡Yo quiero ese puesto!”.
5. Implementar políticas corporativas
Acorde a la actualidad, estas políticas deben promover la diversidad de género dentro de su personal y tener injerencia desde la contratación de nuevo talento, quienes podrán notificar sobre las ventajas de colaborar en una empresa diversa e inclusiva donde la equidad de género empodera de la misma manera a hombres y mujeres para ocupar puestos directivos.
La directiva resalta que lo más importante es que la inclusión que promueven las empresas e instituciones no se quede nada más en contratar a las personas, sino que sus ideas, voz y opinión sean tomadas en cuenta dentro de la práctica. A esto se le llama conductas inclusivas, que hacen que una empresa esté realmente abierta a la inclusión y equidad de género.
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