Por Abelardo Lara
Country manager de Veeam México
En los negocios es común que ocurra algo similar a lo que pasó al inicio de la pandemia cuando los expertos de la salud señalaron que habían advertido sobre el inminente peligro en repetidas ocasiones, pero pocos los tomaron en serio. Sin entrar en recovecos, en múltiples entornos ahora se considera que en un principio no se aprovechó la oportunidad de transmitir cuán crítico era el problema y el riesgo asociado a él.
Así, en el entorno empresarial hoy en día es indiscutible que la digitalización es una condición vital de las empresas, sin importar su giro industrial o tamaño, tanto para sobrevivir a la difícil situación del momento como de cara al futuro. De esto se ha hablado por varios años; sin embargo, el Reporte de Protección de Datos Veeam 2021 deja ver que en México siguen existiendo diversos obstáculos que detienen las iniciativas de transformación digital en los negocios: al 53% de las empresas aún le pesa la dependencia de tecnologías y sistemas heredados y el 50% citó que los equipos del área de TI siguen careciendo de las habilidades o la experiencia transformacional que se necesita.
Los profesionales de TI podrán argumentar estas consideraciones, pero lo cierto es que las organizaciones ya no pueden permitirse un director de sistemas (CIO) que se ocupe únicamente de contratar el software adecuado para el negocio y de controlar el soporte técnico y la mesa de ayuda.
En la actualidad, el mercado y las condiciones globales exigen que la persona a cargo de las estrategias tecnológicas y la innovación del negocio guíe a la empresa a una escala de transformación equiparable a la revolución industrial, mejorando los procesos, automatizando, extrayendo el máximo valor a los datos y teniendo siempre en mente los altos riesgos que plantea formar parte del mundo digital.
Hoy el CIO debe ser un jugador estratégico a cargo de preparar la digitalización, tanto a nivel de infraestructura y rendimiento como de actitud del personal, manteniendo la continuidad del negocio y la seguridad, y sin descuidar el fin último de los negocios, una óptima experiencia del cliente. Y también debe hablar el idioma de los negocios para demostrar la conveniencia de las inversiones, participar en la selección de los recursos humanos para la implementación de las iniciativas y gestionar su avance. En otras palabras, debe ser un CIO ‘next-gen’.
Ahora, profundicemos sobre los diferentes roles que debe incluir la personalidad del CIO ‘next-gen’:
1. Líder
Esta función ganó importancia con la pandemia y todo indica que permanecerá. No es exagerado decir que la viabilidad de toda la organización depende de las habilidades de gestión del CIO. No sólo debe motivar al personal de TI para mantener su compromiso, sino que también habrá de involucrarse con los equipos multifuncionales, lo mismo participando en la distribución uniforme de las cargas de trabajo y el establecimiento de metas que creando e implementando sistemas de control y motivación, por ejemplo.
2. Evangelista
Dada la complicación que tienen las TI para los ejecutivos de negocios, es labor del CIO romper estereotipos a través de un lenguaje adecuado. Tener conocimiento profundo de los procesos de negocios y conceptos básicos de finanzas será útil, pues la alta dirección querrá saber qué problema resuelve una solución en particular y cuánto dinero le ahorraría a la empresa.
3. Explorador
Cual boy scout, el CIO tiene que mantenerse atento, observador y analítico para hallar a los talentos que serán capaces de crear la siguiente generación de productos y servicios, esto sin subestimar las capacidades y el potencial del personal actual. Los mejores CIO’s serán aquellos que, evaluando cuidadosamente el comportamiento y estilo de trabajo de sus subordinados e identificando sus fortalezas, planifiquen a profundidad la estrategia organizacional para los proyectos futuros.
4. Defensor
Sin demeritar el valor de los roles precedentes, el de defensor es sumamente prioritario, pues sobre el área de TI recae la responsabilidad de garantizar la seguridad de la información de la empresa, de que los procesos de negocio se mantengan de manera ininterrumpida, incluso si es en formato remoto (como actualmente ocurre en la mayoría de las empresas) y de que se preserven las comunicaciones, la colaboración y la interacción en todo momento, no sólo entre los equipos de trabajo, sino también hacia el exterior de la compañía, es decir, con clientes, socios, entes de regulación, etcétera. Y esto debe hacerlo sin descuidar la productividad y el crecimiento.
En múltiples circunstancias, la tecnología está a servicio del CIO para cumplir con todos estos roles como, por ejemplo, la gestión inteligente de datos en la nube, que libera a las organizaciones de la posibilidad de verse afectadas en caso de que sean víctimas de la ciberdelincuencia o el ransomware, pero más allá de esto, el director de sistemas de próxima generación (ese que las organizaciones necesitan ya) tiene que ser un paladín de la gestión del cambio capaz de comenzar y sostener la reestructuración de la empresa a todos niveles para cumplir con los requisitos del entorno empresarial digitalizado y global de hoy.
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