Por Carlos Javier de León
Director general de Software SICOSS
Estamos a la mitad de la mayor crisis y recesión económica global de las últimas décadas y, a pesar de todo, se puede generar valor, cuidar a los clientes y crecer, ¿Cómo? Existen varios caminos y en nuestro recorrido de cinco décadas hemos detectado los pilares que nos han ayudado a superar ocho crisis y contando.
Se trata de la innovación, la empatía con los clientes y la importancia de ser metódicos, todo esto fundamentado por una cultura organizacional enfocada en las personas, lo que nos permite tener una visión integral para transitar por los desafíos y la nueva normalidad.
Empresas mexicanas siempre han enfrentado crisis económicas
Este mes comenzará el recuento oficial del impacto y afectaciones que se vivieron en 2020, en el que se deben presentar declaraciones anuales y si las empresas son públicas deben informar los resultados trimestrales y anuales del año pasado.
Con una economía que se contrajo más de ocho puntos, no será sorpresa que veamos un alto número de empresas emblemáticas con operaciones decrecientes y algunas otras que inclusive dejaron de operar; sin embargo, estos altibajos económicos no son nuevos para las empresas mexicanas.
Hace apenas hace dos años, a inicios de 2019, el cambio de gobierno también generó estragos y contracción de operaciones; si retrocedemos un poco más, vamos a encontrar la negociación del Tratado de Libre Comercio y, si seguimos retrocediendo, encontramos crisis económicas como la de 2008, 2001, 1994, 1982, sólo por mencionar las más relevantes.
Teniendo condiciones que continuamente presentan altibajos, pareciera complicado lograr mantener operaciones exitosas durante décadas; no obstante, existen ejemplos de empresas que aprendieron a adaptarse y evolucionar ante cada situación adversa.
La historia de la empresa que dirijo tiene cincuenta años, nacimos en una época donde la tecnología para automatizar procesos administrativos no era común, no existían los celulares, apenas se comercializaban las primeras computadoras de oficina y una de las mayores innovaciones en esos años era el Walkman, y desde entonces comenzamos nuestro entrenamiento para aprender de los desafíos y las crisis.
Los pilares para crear valor a pesar de la crisis
El tránsito por las crisis propias de cada periodo o década nos ha dejado grandes aprendizajes que hoy les comparto como pilares que nos han ayudado a fortalecernos con el tiempo y a pesar de las crisis:
• Innovación constante: Buscando cada día generar valor mediante la automatización y el uso de la tecnología, que impacte en el ahorro de tiempo, recursos financieros y costos legales.
• Empatía con los clientes: Especialmente ante los problemas o dificultades que pudieran tener. Al ser una empresa dedicada a la tecnología de nómina, estamos convencidos de que todo puede fallar menos la nómina, debe ser puntual y sin errores.
• Metodologías: Aplicar las metodologías y asegurarnos de que se cumplan es vital, por ejemplo, nuestro modelo de operación y de indicadores está basado en las cuatro perspectivas de The Balanced Scorecard.
Estos tres pilares nos permiten operar con disciplina y tener indicadores para medir la salud de la empresa a cada momento, logrando identificar con suficiente tiempo cualquier cambio de tendencia.
Las personas, el corazón de la resiliencia empresarial
El principal eje, fundamento y pieza clave donde se soporta toda nuestra operación está en la cultura organizacional que hemos adoptado. Las empresas no tienen recursos, tienen personas.
Roger Harrison definió una clasificación de cuatro modelos de cultura organizacional: orientada a poder, a normas, a resultados y a las personas, siendo este último el que hemos fortalecido y cuidamos cada día, cambiamos nuestro mindset y liderazgo para buscar el bienestar de nuestros colaboradores, siempre considerando que atrás de cada persona que trabaja con nosotros hay una historia familiar y necesidades personales.
Roberto Mourey compara la cultura con el carácter de una persona, es decir, si una persona es educada, tiene valores, respeta a los demás y es empático, todos estos principios forman tanto a un individuo como a una empresa orientada a personas.
Con esta analogía, podemos concluir que la cultura organizacional se demuestra con acciones diarias y no es suficiente tener reglamentos o políticas, siendo pieza clave los líderes de las organizaciones, donde cada líder debe trasmitir estos valores a cada colaborador sin importar el nivel, jerarquía o edad.
En mi experiencia en diferentes empresas transnacionales y nacionales, pude asimilar, sin darme cuenta, todos los comportamientos que debía tener como líder enfocado en personas, teniendo como eje central el bienestar y la buena convivencia del equipo, cuidando siempre los resultados y compromisos establecidos.
La cultura empresarial comienza desde los ¡buenos días!
He tenido la oportunidad de dirigir cuatro empresas distintas y en cada una de ellas he podido sembrar una cultura orientada a las personas, aplicando un proceso cíclico de medición, definición, aplicación y corrección, siempre cuidando los siguientes siete principios:
1. La cultura comienza desde la mañana, debemos saludarnos y ser puntuales a las reuniones que tenemos programadas.
2. Cada persona es una historia y debemos ser empáticos, en cada organización o equipo de trabajo al que he llegado busco entrevistarme con todas las personas para que me conozcan y los conozca.
3. Debemos cambiar nuestra mentalidad: el más eficiente no es el que más horas trabaja, las personas más eficientes son las que tienen el mejor balance, eficiencia + calidad de vida = balance.
4. La información debe ser compartida, tanto los objetivos como los resultados. Es vital dentro de la cultura organizacional establecer reuniones mensuales bajo la visión de “Town Meeting”, una reunión centrada en compartir resultados, logros sobresalientes, desafíos, movimientos de personal, así como los retos y nuevos productos o servicios. He dirigido empresas donde más de la mitad de las personas desconocían las marcas que se comercializaban. La gente debe conocer la historia y los desafíos, siempre buscando que debemos sentirnos orgullosos de lo que nuestra empresa vende; de lo contrario, no deberíamos estar ahí.
5. Flexibilidad. Hace un año se volvió nuestro día a día, ahora más que nunca nos volvimos flexibles de los horarios y, sobre todo, de los invitados a las reuniones. Para nosotros, no es necesario que la gente se disculpe si en una reunión de Teams o Zoom sus hijos lloran, se escuchan otras conversaciones o debemos interrumpir una reunión para que alguien apoye en tareas del hogar, nosotros somos los que invadimos la casa al llevar la oficina a nuestras cocinas, comedores o recámaras.
6. Ser agradecidos y buscar la felicidad. Es normal que perdamos de vista muchos detalles y beneficios que nos rodean, por lo que es importante cada dos o tres meses meditar sobre la situación que tenemos y encontrar los puntos positivos. En una organización siempre habrá áreas a mejorar, oportunidades que corregir, prestaciones que integrar y un sinfín de aspectos que cambiar.
7. Sensibilizar a los equipos y hacer ejercicios mentales para recordar donde estábamos, dónde nos encontramos y hacia dónde nos dirigimos con todos los cambios que estamos realizando.
Estos siete principios nos han permitido cambiar culturas organizacionales enfocadas en poder o resultados a culturas enfocadas en las personas. Hoy, después de un año de grandes retos y mucha adversidad, podemos compartir que logramos +15% en ventas netas, +26% de utilidad de operación y +614 clientes nuevos con respecto al año anterior.
Y estos enormes resultados son gracias a que contamos con un equipo comprometido, empático y orientado a las personas, porque no perdamos de vista que, como dijera Peter Drucker, “la cultura se come la estrategia de las empresas para el desayuno”.
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