Por Erika Chafino
Directora de mercadotecnia de Grupo Human
Twitter: @ejchafino
El concepto de dinero, al igual que su representación física, ha sufrido diversas transformaciones a lo largo de la historia. Desde el uso de objetos como moneda de intercambio, la acuñación de la moneda de metal, la creación del papel billete, la aparición de tarjetas de crédito y otros esquemas bancarios hasta este punto, todos los avances contribuyeron a que las transacciones económicas se volvieron más rápidas y seguras. Pero ahora, y gracias a la tecnología, nos enfrentamos a un nuevo cambio en el concepto y usos del dinero.
Se puede decir que el dinero se digitalizó con la llegada de las tarjetas bancarias; sin embargo, hoy contamos con otras formas de realizar diversas transacciones que se adecuan a las nuevas necesidades del consumidor como, por ejemplo, plataformas como PayPal o aditamentos que con sólo conectarlos a los celulares se convierten en terminales de pago, ocasionando que cada vez más el uso de dinero físico se reduzca.
El siguiente paso de esta evolución monetaria es el denominado Bitcoin, una nueva modalidad de pago que aprovecha los avances tecnológicos para realizar transacciones financieras a través de internet, creando una moneda digital sin la necesidad de contar con una autoridad reguladora bancaria hasta el momento. Básicamente, se trata de un modelo persona a persona.
La realidad es que las empresas y los negocios se están mudando a internet y gran parte de las transacciones e intercambios comerciales se hacen a través de este medio. El Bitcoin nació como una alternativa a la moneda que se emplea cotidianamente. Este dinero digital es manejado a través de internet; al ser un esquema persona a persona, es emitido y controlado por sus creadores.
El Bitcoin es comercializado y aceptado entre los miembros de una comunidad virtual específica. Su beneficio es que ofrece a los usuarios la posibilidad de realizar transacciones con una moneda virtual en común. Al ser un diseño público, cualquiera puede participar dentro de las comunidades de internet. Opera como un archivo digital, denominado cadena de bloques, que enumera las operaciones realizadas en la red sin la supervisión de una autoridad central.
A pesar de no contar con una regulación específica que controle su curso legal en México, el Bitcoin ha cobrado mayor fuerza en el país durante los últimos años. El número de usuarios de esta criptomoneda en el país va en aumento: actualmente, existen cerca de 81 mil usuarios en la red que hacen uso del Bitcoin.
El auge del Bitcoin se debe, entre otros factores, al alto rendimiento que ofrece y a la facilidad y rapidez para realizar negocios vía online. El Bitcoin es considerado un activo digital y se caracteriza por no pertenecer a ningún estado o entidad bancaria central, puede ser utilizado por cualquier
persona que desee adquirir algún producto o servicio e incluso ser intercambiado por alguna otra divisa siempre y cuando sea aceptado como moneda legal en determinado establecimiento.
Ante este panorama, uno de los grandes retos para las empresas es incorporar el uso del Bitcoin a la cultura financiera de los negocios mexicanos, promoviendo su entendimiento y uso responsable, así como implementar esquemas de seguridad adecuados para facilitar la experiencia del usuario.
La innovación y evolución digital es innegable, el Bitcoin es parte de la revolución tecnológica que ha cambiado la forma de hacer negocios. Probablemente, nuevos métodos o plataformas de pago aparecerán en los próximos años, por lo que el principal desafío para las autoridades mexicanas y empresas será adaptar dichas tecnologías a las necesidades de los usuarios, siempre velando por la seguridad financiera de éstos.
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