Por Víctor Chávez
Director de atracción de talento de Grupo Human
Twitter: @GrupoHuman
Pareciera que en la actualidad el mundo atraviesa por una crisis de honestidad. Muchos líderes políticos perdieron credibilidad debido a sus acciones deshonestas, grandes empresas comprometieron su reputación por mentir en sus procesos de seguridad e higiene, gobiernos quedaron expuestos al hacerse públicos sus actos de corrupción… Todas esas mentiras, engaños e incumplimientos de promesas repercuten directamente en las sociedades de todo el mundo y, desde luego, en las personas.
De acuerdo con el Índice de Percepción de la Corrupción 2016 de Transparency Internacional, de 176 países México ocupa el lugar 123 con una puntuación de 30. Este índice maneja una escala del 0 al 100 en la cual 0 representa una percepción muycorrupta del país y 100 la ausencia de corrupción. Por su parte, el último estudio realizado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en materia de corrupción colocó a México en el último lugar de los 35 países que integran la OCDE.
Es un hecho que México tiene serios problemas en temas de corrupción, confiabilidad, honestidad y transparencia en todos los niveles. Por supuesto, también las organizaciones padecen este mal, pues en ocasiones las personas recurren a realizar acciones en perjuicio de la empresa. Esto es resultado de un contexto donde los actos de corrupción casi han llegado a ser permisivos y sin consecuencia alguna.
La realidad es que una empresa no cambiará al mundo o la situación de corrupción del país, pero sí puede contribuir a aminorar los actos deshonestos y corruptelas al mismo tiempo que se beneficia y favorece a cambiar la cultura del país en función de evitar, denunciar y castigar cualquier acto de corrupción. Para lograrlo, el mejor camino es la educación y la prevención.
Cuando una organización comienza a ocuparse de este tema, es fundamental tomar en consideración los valores, pues son parte de la cultura, están implícitos en la interrelación social y guían la forma de actuar de las personas porque suelen ser filtros de conducta. Los valores del trabajador deben ser evaluados para compararlos con los valores de la empresa y las características de la posición que asume en la misma; de esta manera, será posible detectar a tiempo a aquellas personas que puedan cometer alguna acción deshonesta o de corrupción que dañe a la organización.
Al medir valores, es importante tomar en cuenta los aspectos socioculturales de la región para que los resultados sean veraces y confiables, además de contemplar la medición de antivalores para complementar la evaluación. Por ello, recurrir a pruebas o plataformas mexicanas con validez comprobada es la mejor opción para disminuir o erradicar la corrupción en las empresas y hacer un mejor país con mayor transparencia.
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