Ciudad de México.- Después de haber ocupado la dirección general de Grupo Televisa por veinte años, Emilio Azcárraga Jean dejará el cargo a partir del 1 de enero de 2018, aunque continuará al frente del desarrollo de la estrategia a largo plazo de la empresa como presidente del consejo de administración.
Así lo dio a conocer la televisora a través de un comunicado enviado a la Bolsa Mexicana de Valores, en el que puntualiza que el hijo del Tigre seguirá teniendo «responsabilidad directa de la división de futbol de Grupo Televisa, incluyendo al equipo América, así como de la Fundación Televisa».
El timón de la compañía será tomado por Alfonso de Angoitia, quien actualmente es vicepresidente y jefe de finanzas, y Bernardo Gómez, encargado de la supervisión del área de noticias y las relaciones gubernamentales, quienes a partir del próximo año se convertirán en los nuevos co-presidentes ejecutivos.
Pero, ¿a qué se debe estos cambios? En el comunicado, Azcárraga Jean señaló: «Nuestra industria está pasando por una transformación muy importante que nos presenta grandes retos pero oportunidades aún mayores. Confío ampliamente en la capacidad de Bernardo y de Alfonso y estoy seguro que Televisa continuará fortaleciendo su posición en México como una de las empresas de telecomunicaciones con mayor crecimiento y como el principal productor de contenidos en español a nivel mundial, creando valor para nuestros accionistas».
No obstante, una nota de The Wall Street Journal infiere que más bien se debe a la lucha que ha tenido que enfrentar la televisora contra los desafíos planteados por la era del internet. «Muchos jóvenes espectadores se han aburrido con el formato obsoleto de telenovelas de bajo presupuesto de Televisa y han abandonado a la emisora en favor de los servicios de transmisión profunda como Netflix, que ahora ofrece series de televisión vertiginosas en español», afirma en sus líneas.
Asimismo, revela la fuerte caída que ha sufrido Televisa en ingresos y rentabilidad en los últimos años, pues «ahora representa sólo un tercio de las ventas totales y menos del 40 por ciento del beneficio operativo en comparación con aproximadamente el 60 por ciento de las ventas y el 70 por ciento de los ingresos de explotación hace diez años».
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