cine post Covid-19

Ciudad de México.- De acuerdo con el último informe sobre el Panorama Audiovisual Iberoamericano, la asistencia a cines en México incrementó 5.4 por ciento, recaudando alrededor de 988.2 millones de dólares.

Apenas cinco meses después, el escenario es totalmente distinto. El brote de COVID-19 trajo consigo el confinamiento y, como consecuencia, el cierre de los cines. Los expertos afirman que, ante esta situación, la industria cinematográfica se ha visto obligada a repensar su esquema de negocio, lo que tendrá consecuencias en el futuro a corto, medio y largo plazo.

«Han tenido que aceptar que el cine y el internet, al que hasta ahora se miraba como un enemigo, están condenados a entenderse», señaló Elena Neira, profesora colaboradora de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). «Esta situación ha servido, por una cuestión de necesidad, para eliminar los prejuicios de ver cine en casa».

Como indica la catedrática, han sido distintas las estrategias que ha desarrollado la industria del cine para superar las pérdidas económicas ocasionadas por la pandemia de COVID-19, desde vender sus productos a domicilio hasta resurgir los autocinemas en el país, proyecto que se estrenará con las medidas sanitarias decretadas por el gobierno. «Ha habido un cambio de mentalidad que traerá consigo un cambio de escenario, las grandes empresas son las que pueden promover realmente el cambio», explicó.

¿Eso significa que el cine en salas morirá?

La respuesta de los expertos es que es posible, pero sólo para un tipo determinado de películas.

«Lo que hemos entendido y vivido como cine sufrirá importantes transformaciones, pero no desaparecerá. El cine en salas nunca morirá del todo», afirmó Jordi Sánchez Navarro, director de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la UOC, quien cree que lo que va a ocurrir es que «se producirá una polarización entre los grandes acontecimientos cinematográficos que seguirán llenando las salas esporádicamente y las pequeñas y medianas producciones que podrían quedar relegadas a un consumo en pantalla doméstica vía streaming.

Tanto Neira como Sánchez piensan que las mayores dificultades serán para las pequeñas y medianas producciones que tendrán complicado competir con las grandes, partiendo del informe Say Goodbye to Hollywood escrito por Michael Nathanson, donde se advierte que, aunque se llegue a la reapertura de las salas, éstas serán con limitaciones, lo que reducirá la circulación natural de público a los cines, pues aquellas que abran tendrán que sobrevivir varios meses operando con un tercio del aforo, lo que supondrá unos ingresos que, en el mejor de los casos, también serán de un tercio del total.

Para las producciones pequeñas y medianas, a pesar de que son susceptibles de ser estrenadas, la implicación económica que conlleva estrenar en los cines en términos de campañas de marketing, anuncios publicitarios o compra de espacios en marquesinas, así como el hecho de tener que competir directamente con grandes taquillazos, son dificultades complicadas de salvar. «Eso hace que no sean lo suficientemente rentables para sobrevivir en este contexto, especialmente a finales de este año y principios del próximo, cuando los cines van a estar saturados de grandes estrenos», explicó la profesora.

Precisamente uno de mayores temores de los profesionales de la industria cinematográfica es su futuro. Según una encuesta realizada entre profesionales del cine, tras la irrupción del COVID-19 y la paralización de gran parte de la industria, casi la mitad de las personas inmersas en la industria del entretenimiento audiovisual identifica como su principal o segunda preocupación el futuro de la empresa para la que trabajan.

Con el cine post COVID-19, ¿vuelven los clásicos?

Otra de las consecuencias de la pandemia de COVID-19 es que el confinamiento ha disparado las horas que pasamos frente a la pequeña pantalla. Para el mes de marzo, el consumo de televisión había tenido un incremento significativo del 21 por ciento, según Kantar. También Netflix batió sus récords: en un comunicado afirmó que en los primeros cuatro meses del año había aumentado el número de suscriptores en 16 millones.

Con los rodajes paralizados durante los meses de pandemia, el problema podría ser ahora la falta de contenidos ante un público que no hace más que aumentar su consumo, una situación que, de acuerdo con Jordi Sánchez Navarro, podría aprovecharse para regresar a los clásicos. «Podría ser una magnífica oportunidad para que el público conozca más a fondo la historia del cine. Hay muchísima producción, por ejemplo, la de los grandes estudios del Hollywood clásico que no está disponible en plataformas de streaming», recordó.

El profesor opinó que, aunque cree que la industria audiovisual recuperará pronto el ritmo de generación de nuevos contenidos, la edad dorada de los clásicos podría tener cabida. «Incluso pensando en un mundo ideal, podríamos asistir también a la revitalización de buena parte de la historia de la televisión. ¿Por qué no pensar en que algunas plataformas de streaming recuperen clásicos de la televisión? Podríamos convertirnos en espectadores con voluntad exploradora y con ganas de dejarnos sorprender por clásicos que mantienen intacta su capacidad de fascinación», concluyó.

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